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Enfermeras a Domicilio Guía Completa
Cuando pensamos en el cuidado de la salud en casa, las enfermeras a domicilio juegan un papel crucial. Estas profesionales no solo
Cuando hablamos de memoria nos referimos a una función de nuestro cerebro que nos permite codificar y almacenar todo tipo de información que adquirimos a través de la experiencia y aprendizaje y que vamos a poder recuperar en un momento dado cuando necesitemos. Basta con pensar en toda la información que hemos ido registrando y reteniendo a través nuestros sentidos (tacto, audición, gusto, visión, olfato) a lo largo de nuestras vidas para hacernos una idea sobre la gran cantidad de datos que somos capaces de almacenar. La memoria permite a las personas tener una visión continua y coherente de sus vidas desde el pasado hasta el presente.
Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestro cerebro sufre distintos cambios que en ocasiones inciden directamente sobre nuestra memoria. Es muy común que los Adultos Mayores empiecen a tener fallos de memoria que en muchos casos, si bien pueden resultar frustrantes, no son motivo de preocupación. La pérdida de memoria se evidencia de distintas maneras en cada persona si bien hay que diferenciar los fallos de la memoria normales en Adultos Mayores (causadas por envejecimiento normal) del deterioro asociado a los cuadros de demencia (envejecimiento patológico).
Conforme cumplimos años, nuestra memoria aumenta en el recuerdo. Es decir, que cuando somos mayores, nos acordamos mejor de cuando éramos más jóvenes, de cuando nuestros hijos eran pequeños, y eso, si le sumamos la soledad y falta de interacción social, tiende a incrementarse. Si la memoria se instala en el recuerdo, entonces la persona “empieza a perderse” porque pierde pie con la realidad presente.
A continuación te presentamos una serie de actividades y hábitos con el fin de ejercitar la memoria de nuestros Adultos Mayores:
Este es el más conocido de los juegos para ejercitar la memoria. De hecho, también es llamado «juego de la memoria» o «memotest», entre otras denominaciones. Consta de un buen número de fichas o cartas, cada una con una imagen; todas estas imágenes vienen por pares: hay dos fichas por cada ilustración. Por el dorso, en cambio, son todas iguales.
El desarrollo del juego es simple. Se mezclan todas las fichas y se colocan sobre la mesa, cara abajo. Por turno, los jugadores dan vuelta dos de ellas: si las imágenes coinciden, el jugador se las queda; si no, las vuelve a girar y las deja donde estaban. El objetivo, por supuesto, es recordar dónde están esas imágenes para poder dar con ellas cuando, en un turno siguiente, aparezca su pareja.
Se trata de un juego que le permitirá a los Adultos Mayores a divertirse con él, además de ayudarles a mantener su cerebro en forma. En todo caso, se pueden añadir ciertas reglas para incrementar el nivel de dificultad, como jugar con un máximo de tiempo o de oportunidades en las que se pueda fallar.
Los juegos con palabras también son de gran ayuda, ya que el lenguaje es un elemento clave en el funcionamiento de los «engranajes» cerebrales. En este sentido, las posibilidades son múltiples. Por un lado están el clásico Scrabble -en sus múltiples versiones, tanto en formato físico como en la web y en aplicaciones para móviles y tabletas- y los crucigramas que salen en los periódicos o en revistas.
Por el otro, hay juegos como las «palabras encadenadas». Dos o más personas deben decir algún vocablo, por turnos, de tal modo que la primera sílaba de cada uno coincida con la última sílaba del término anterior. Por ejemplo: si el primer jugador dice ‘ro-sal’, el siguiente puede decir ‘sal-ti-llo’, el otro ‘llo-viz-na-’, luego ‘na-ran-ja’, etc. Otra propuesta puede ser partir de una sílaba y pensar palabras que comiencen por ella, que terminen así o que la tengan en el medio.
Una opción más para jugar con las palabras: el llamado «nombre, apellido, cosa, animal», que también recibe nombres como «stop» o «basta».
Los sudokus se popularizaron hace años y se han convertido en una presencia permanente en muchas publicaciones, algo así como la versión numérica de las palabras cruzadas. Los hay de diversos niveles de dificultad, lo cual permite que muchas personas puedan acceder a ellos. Pero también existen otros juegos matemáticos, mucho más simples, que pueden ser resultar entretenidos y más apropiados para personas más mayores o con más dificultades.
Armar puzzles es una afición compartida por miles de personas en todo el mundo. Casi todas ellas lo hacen por el placer que encuentran en ello, por su carácter lúdico y el desafío que representa. Pero resolver rompecabezas también ofrece muchos otros beneficios, y la memoria resulta muy beneficiada.
A mayor cantidad de piezas, más trabaja el cerebro en procura de encontrar las relaciones entre las imágenes y recordar los fragmentos vistos con anterioridad para saber en dónde pueden encajar. Por ello, la tarea de descifrar y armar un puzzle es una actividad estupenda para la salud cerebral. Además de favorecer la memoria, los rompecabezas ayudan a desarrollar la paciencia y a relajarse, y por lo tanto sirven para aliviar el estrés y la ansiedad.
Escribir no es, en rigor, un juego. Pero también se puede afrontar como una tarea lúdica, un pasatiempo divertido que ayude a ejercitar la mente. En general, la escritura de un diario siempre contribuye con la memoria, pero no se trata aquí solo de un registro de los días, sino de un diario autobiográfico, algo así como escribir las propias memorias: una serie de notas en las cuales la persona relate sus experiencias y acontecimientos del pasado.
De este modo, proponerse la escritura con una cierta regularidad (una nota por día, o una a la semana, etc.) permite trabajar la memoria al esforzarse por recuperar los hechos del pasado, pero también es un modo de dar un sentido a la vida, hallar un significado en la propia historia.
En Mi Dulce Compañía queremos aprovechar para remarcar la importancia de ejercitar la mente de los Adultos Mayores a diario para ayudarlos a ralentizar los efectos del envejecimiento entre muchos otros beneficios.
Actividades para fortalecer la mente de los Adultos Mayores
Cuando hablamos de memoria nos referimos a una función de nuestro cerebro que nos permite codificar y almacenar todo tipo de información que adquirimos a través de la experiencia y aprendizaje y que vamos a poder recuperar en un momento dado cuando necesitemos. Basta con pensar en toda la información que hemos ido registrando y reteniendo a través nuestros sentidos (tacto, audición, gusto, visión, olfato) a lo largo de nuestras vidas para hacernos una idea sobre la gran cantidad de datos que somos capaces de almacenar. La memoria permite a las personas tener una visión continua y coherente de sus vidas desde el pasado hasta el presente.
Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestro cerebro sufre distintos cambios que en ocasiones inciden directamente sobre nuestra memoria. Es muy común que los Adultos Mayores empiecen a tener fallos de memoria que en muchos casos, si bien pueden resultar frustrantes, no son motivo de preocupación. La pérdida de memoria se evidencia de distintas maneras en cada persona si bien hay que diferenciar los fallos de la memoria normales en Adultos Mayores (causadas por envejecimiento normal) del deterioro asociado a los cuadros de demencia (envejecimiento patológico).
Conforme cumplimos años, nuestra memoria aumenta en el recuerdo. Es decir, que cuando somos mayores, nos acordamos mejor de cuando éramos más jóvenes, de cuando nuestros hijos eran pequeños, y eso, si le sumamos la soledad y falta de interacción social, tiende a incrementarse. Si la memoria se instala en el recuerdo, entonces la persona “empieza a perderse” porque pierde pie con la realidad presente.
A continuación te presentamos una serie de actividades y hábitos con el fin de ejercitar la memoria de nuestros Adultos Mayores:
Este es el más conocido de los juegos para ejercitar la memoria. De hecho, también es llamado «juego de la memoria» o «memotest», entre otras denominaciones. Consta de un buen número de fichas o cartas, cada una con una imagen; todas estas imágenes vienen por pares: hay dos fichas por cada ilustración. Por el dorso, en cambio, son todas iguales.
El desarrollo del juego es simple. Se mezclan todas las fichas y se colocan sobre la mesa, cara abajo. Por turno, los jugadores dan vuelta dos de ellas: si las imágenes coinciden, el jugador se las queda; si no, las vuelve a girar y las deja donde estaban. El objetivo, por supuesto, es recordar dónde están esas imágenes para poder dar con ellas cuando, en un turno siguiente, aparezca su pareja.
Se trata de un juego que le permitirá a los Adultos Mayores a divertirse con él, además de ayudarles a mantener su cerebro en forma. En todo caso, se pueden añadir ciertas reglas para incrementar el nivel de dificultad, como jugar con un máximo de tiempo o de oportunidades en las que se pueda fallar.
Los juegos con palabras también son de gran ayuda, ya que el lenguaje es un elemento clave en el funcionamiento de los «engranajes» cerebrales. En este sentido, las posibilidades son múltiples. Por un lado están el clásico Scrabble -en sus múltiples versiones, tanto en formato físico como en la web y en aplicaciones para móviles y tabletas- y los crucigramas que salen en los periódicos o en revistas.
Por el otro, hay juegos como las «palabras encadenadas». Dos o más personas deben decir algún vocablo, por turnos, de tal modo que la primera sílaba de cada uno coincida con la última sílaba del término anterior. Por ejemplo: si el primer jugador dice ‘ro-sal’, el siguiente puede decir ‘sal-ti-llo’, el otro ‘llo-viz-na-’, luego ‘na-ran-ja’, etc. Otra propuesta puede ser partir de una sílaba y pensar palabras que comiencen por ella, que terminen así o que la tengan en el medio.
Una opción más para jugar con las palabras: el llamado «nombre, apellido, cosa, animal», que también recibe nombres como «stop» o «basta».
Los sudokus se popularizaron hace años y se han convertido en una presencia permanente en muchas publicaciones, algo así como la versión numérica de las palabras cruzadas. Los hay de diversos niveles de dificultad, lo cual permite que muchas personas puedan acceder a ellos. Pero también existen otros juegos matemáticos, mucho más simples, que pueden ser resultar entretenidos y más apropiados para personas más mayores o con más dificultades.
Armar puzzles es una afición compartida por miles de personas en todo el mundo. Casi todas ellas lo hacen por el placer que encuentran en ello, por su carácter lúdico y el desafío que representa. Pero resolver rompecabezas también ofrece muchos otros beneficios, y la memoria resulta muy beneficiada.
A mayor cantidad de piezas, más trabaja el cerebro en procura de encontrar las relaciones entre las imágenes y recordar los fragmentos vistos con anterioridad para saber en dónde pueden encajar. Por ello, la tarea de descifrar y armar un puzzle es una actividad estupenda para la salud cerebral. Además de favorecer la memoria, los rompecabezas ayudan a desarrollar la paciencia y a relajarse, y por lo tanto sirven para aliviar el estrés y la ansiedad.
Escribir no es, en rigor, un juego. Pero también se puede afrontar como una tarea lúdica, un pasatiempo divertido que ayude a ejercitar la mente. En general, la escritura de un diario siempre contribuye con la memoria, pero no se trata aquí solo de un registro de los días, sino de un diario autobiográfico, algo así como escribir las propias memorias: una serie de notas en las cuales la persona relate sus experiencias y acontecimientos del pasado.
De este modo, proponerse la escritura con una cierta regularidad (una nota por día, o una a la semana, etc.) permite trabajar la memoria al esforzarse por recuperar los hechos del pasado, pero también es un modo de dar un sentido a la vida, hallar un significado en la propia historia.
En Mi Dulce Compañía queremos aprovechar para remarcar la importancia de ejercitar la mente de los Adultos Mayores a diario para ayudarlos a ralentizar los efectos del envejecimiento entre muchos otros beneficios.
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