Enfermeras a Domicilio Guía Completa
Cuando pensamos en el cuidado de la salud en casa, las enfermeras a domicilio juegan un papel crucial. Estas profesionales no solo
Uno de los momentos mas difíciles por el que tuve que pasar fue el tener que decidir que tipo de apoyo brindarle a mi madre después de que le dieron el alta en el hospital con medio cuerpo paralizado y una afasia (dificultad de comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica).
Siempre había sido una mujer con mucha energía, siempre tratando de ayudar a los demás a pesar de su edad. Lamentablemente cuando te pasan cosas como estas, la mayoría de la gente cercana huye o simplemente pone las excusas mas increíbles con tal de zafarse de la situación, es aquí donde estás solo y te enfrentas con el gran dilema: brindarle cuidados en casa o el asilo.
En ese momento de mi vida me encontraba trabajando 10 horas al día, mis 2 hijos mas chicos tenían 3 años y el mas grande 9, el tenerlos a todos bajo el mismo techo era una opción muy buena para mi madre, pero iba a afectar fuertemente a resto de la familia.
Al salir del hospital ella caminaba con dificultad y, a pesar de estar en su sano juicio, al momento de hablar era casi imposible entenderla: se le había “mezclado el diccionario” pensaba en una cosa, pero al momento de decirla le salía otra, “dinero” era “pelotita”.
El asilo era la opción que mejor se ajustaba a mi situación familiar, si conseguíamos alguno que estuviera cerca al menos iba a poder pasarla a visitar un par de veces a la semana e iba a estar cuidada por gente que conoce muy bien como tratar con personas en esta situación. Luego de visitar 5 asilos que estaban dentro de mis posibilidades y ver en las condiciones en la que iba a tener que vivir mi madre no me quedo duda que iba a morir de tristeza.
Platicando con un amigo que había pasado por una situación parecida con su abuela me sugirió “…y si le buscas alguien que la cuide en su casa y este con ella todo el tiempo”?. Al principio no me latió, como iba a dejar a mi madre sola en su casa con una extraña y en las condiciones en la que estaba? Seguro que ella no va a querer que le meta a alguien en su casa, siempre fue muy celosa de sus cosas…
Finalmente, decidí hablar con mi madre con el apoyo de su doctora, si bien le costaba hacerse entender, tenía muy clara cual era su situación y también la mía. Por suerte estuvimos de acuerdo que lo mejor para todos era que siguiera en su casa con sus cosas, sus recuerdos y cerca de la familia, pero por otro lado se nos abría un nuevo dilema: “y ahora, quien podrá cuidarla…”
La primera opción fue el Chapulin Colorado, pero no contaba con su astucia y desapareció antes que se lo pudiera proponer. A partir de aquí inicia toda la travesía de pruebas y errores con enfermeras, “cuidadoras”, servicio doméstico, vecinas que necesitaban un ingreso extra, etc…
Fue toda una aventura conseguir a alguien que pudiera entender la situación de mi madre, que le cayera bien a mi madre, que me cayera bien a mí, que fuera honesta, limpia, de buena presencia, que no faltara, que no se enfermara y que estuviera disponible 24/7, hasta entrevisté uno de los “Avengers” y no paso la prueba.
Finalmente tuve la suerte de encontrar a dos personas con un corazón gigante y una gran vocación de servicio que ayudaron a recuperar la salud, y principalmente, la voluntad de vivir de mi madre. Hoy me siento dichoso por haber logrado que mi madre pudiera disfrutar de sus últimos años en su lugar y con su familia.
Esta historia personal es la que hoy nos guía en Mi Dulce Compañía, sabemos por lo que estas pasando porque lo hemos vivido, cualquier duda o consulta estamos a la orden sin ningún compromiso.
«Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos.» (Madre Teresa de Calcuta)
Uno de los momentos mas difíciles por el que tuve que pasar fue el tener que decidir que tipo de apoyo brindarle a mi madre después de que le dieron el alta en el hospital con medio cuerpo paralizado y una afasia (dificultad de comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica).
Siempre había sido una mujer con mucha energía, siempre tratando de ayudar a los demás a pesar de su edad. Lamentablemente cuando te pasan cosas como estas, la mayoría de la gente cercana huye o simplemente pone las excusas mas increíbles con tal de zafarse de la situación, es aquí donde estás solo y te enfrentas con el gran dilema: brindarle cuidados en casa o el asilo.
En ese momento de mi vida me encontraba trabajando 10 horas al día, mis 2 hijos mas chicos tenían 3 años y el mas grande 9, el tenerlos a todos bajo el mismo techo era una opción muy buena para mi madre, pero iba a afectar fuertemente a resto de la familia.
Al salir del hospital ella caminaba con dificultad y, a pesar de estar en su sano juicio, al momento de hablar era casi imposible entenderla: se le había “mezclado el diccionario” pensaba en una cosa, pero al momento de decirla le salía otra, “dinero” era “pelotita”.
El asilo era la opción que mejor se ajustaba a mi situación familiar, si conseguíamos alguno que estuviera cerca al menos iba a poder pasarla a visitar un par de veces a la semana e iba a estar cuidada por gente que conoce muy bien como tratar con personas en esta situación. Luego de visitar 5 asilos que estaban dentro de mis posibilidades y ver en las condiciones en la que iba a tener que vivir mi madre no me quedo duda que iba a morir de tristeza.
Platicando con un amigo que había pasado por una situación parecida con su abuela me sugirió “…y si le buscas alguien que la cuide en su casa y este con ella todo el tiempo”?. Al principio no me latió, como iba a dejar a mi madre sola en su casa con una extraña y en las condiciones en la que estaba? Seguro que ella no va a querer que le meta a alguien en su casa, siempre fue muy celosa de sus cosas…
Finalmente, decidí hablar con mi madre con el apoyo de su doctora, si bien le costaba hacerse entender, tenía muy clara cual era su situación y también la mía. Por suerte estuvimos de acuerdo que lo mejor para todos era que siguiera en su casa con sus cosas, sus recuerdos y cerca de la familia, pero por otro lado se nos abría un nuevo dilema: “y ahora, quien podrá cuidarla…”
La primera opción fue el Chapulin Colorado, pero no contaba con su astucia y desapareció antes que se lo pudiera proponer. A partir de aquí inicia toda la travesía de pruebas y errores con enfermeras, “cuidadoras”, servicio doméstico, vecinas que necesitaban un ingreso extra, etc…
Fue toda una aventura conseguir a alguien que pudiera entender la situación de mi madre, que le cayera bien a mi madre, que me cayera bien a mí, que fuera honesta, limpia, de buena presencia, que no faltara, que no se enfermara y que estuviera disponible 24/7, hasta entrevisté uno de los “Avengers” y no paso la prueba.
Finalmente tuve la suerte de encontrar a dos personas con un corazón gigante y una gran vocación de servicio que ayudaron a recuperar la salud, y principalmente, la voluntad de vivir de mi madre. Hoy me siento dichoso por haber logrado que mi madre pudiera disfrutar de sus últimos años en su lugar y con su familia.
Esta historia personal es la que hoy nos guía en Mi Dulce Compañía, sabemos por lo que estas pasando porque lo hemos vivido, cualquier duda o consulta estamos a la orden sin ningún compromiso.
«Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos.» (Madre Teresa de Calcuta)
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